• 1957 Diablada

    La Diablada, con sus colores estridentes y amplias coreografías, es una las danzas más representativas de la fiesta de La Tirana, sin embargo, este baile proviene de Bolivia, y su origen se remonta a la Europa medieval, reminiscente de un antiguo auto sacramental religioso español.

    Este baile se ejecuta en Bolivia en honor de la Virgen del Socarrón en el carnaval de Oruro. Si bien, data de 1800 esta danza llegó a Chile por primera vez en 1956, cuando la Diablada Ferroviaria de Oruro fue invitada a la Fiesta de La Tirana.

    Fue tal el impacto que causó esta representación popular, que de inmediato surgió el impulsó por crear una versión chilena, surgiendo el año 1957 la “Diablada de los Siervos de María” también conocida como la Diablada del Goyo debido al nombre de su fundador, Gregorio Ordenes.

    La danza de la Diablada puede ser en pareja o en grupo. Se interpreta en lugares abiertos, y por ser un baile de recorrido, necesita de gran espacio. Coreográficamente destacan en el los saltos y movimientos expandidos, así como una serie de personajes claramente definidos, que asumen distintas funciones en el desarrollo de la danza.

    El Caporal enseña los pasos y el orden en los desplazamientos en el espacio. El Diablo Mayor es el primer bailarín, da la orden de los movimientos y encabeza el conjunto de baile. Conformado en su mayor parte por diablos y cholas. Los diablos son bailarines que se instalan a los costados del grupo, envolviendo a las cholas o chinas morenas quienes, se ubican en el centro del conjunto, representando a la esposa del demonio. A su vez, se instalan alrededor los angelitos vestidos de blanco, representados por dos niñas, que anticipan la entrada del diablo en el templo; y por ultimo encontramos a los figurines, personajes coloridos que encarnan identidades más típicas de la región. Como el oso, representando el mestizaje o el cóndor, emblema de lo altiplánico andino.

    La incorporación de este baile es muy importante, ya que durante mucho tiempo la Iglesia Católica evitó apoyar a los bailes de orígenes o estilos bolivianos, por lo que el uso de vestimentas y música del altiplano boliviano para saludar a la “chinita” se puede traducir en una re-andinización de la fiesta.