• 1540 Mito Fundacional

    Pocos años después de la novelesca tragedia romántica, que dio muerte a la Ñusta y a su amor prohibido. Llegó al Tamarugal Fray Antonio Rendón Sarmiento, religioso de la real y militar Nuestra señora de las mercedes Redentora de cautivos, que siendo el primer evangelizador de Tarapacá, venía a extirpar las idolatrías indígenas, levantando en cada confín estandartes de Cristo.

    Cuentan los relatos, que un día mientras recorría las tierras, vio un arcoíris en el bosque de tamarugos, embelesado decidió seguir los hermosos destellos y para su sorpresa, al terminar la luz, en un claro del bosque, encontró un montículo y sobre él una Cruz Cristiana.

    Fray Rendón comprendió aquello como un indicio del cielo, que proclamaba el recuerdo de la princesa Tirana del Tamarugal. Y en honor a la hermosa historia de conversión, edificó una ermita que, con el tiempo se convirtió en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana, aludiendo al escapulario carmelita, que dicen, llevaba Vasco de Almeida.

    Es así, como desde los primeros años de su existencia, dicha Iglesia se convirtió en el destino de asiduas romerías de los pueblos y serranías aledañas.

    Gracias al relato que siembran día a día los creyentes de esta leyenda. Hoy, la Virgen de La Tirana es conocida en todo el mundo cristiano, esparciendo su mensaje de amor puro y fé, atravesando los mares y desiertos.

    Es de este modo, como un pequeñito pueblo en apariencia perdido en medio de la árida soledad, a mediados de Julio Florece, pues en él se juntan miles de danzantes y peregrinos para adorar a su Reina, La Tirana, la Virgen del Desierto.